A Matilda...
27 de noviembre,
noche temblorosa,
en que el viento vino;
mudo estaba todo,
todo estaba frío.
Se detuvo el tiempo
casi que no atino,
a seguir la cuenta
de tu son, latidos.
Y en el carrusel
que la vida apremia;
pican los boletos,
llegas en tu vuelta.
Fuimos dos campanas
tañendo profundas;
una, tu llantito,
otra el bobo mío.
Amanece fresco
entre tus pestañas;
dulces y lentos,
los silencios míos.
Sorbiendo yo un mate,
y vos muy oronda;
tomando tu teta,
de leche preciosa.
Eres un arroyo pleno,
eres un arruyo tibio,
en el caudal grueso
de mis nadas y mis ruidos.
Gracias Matilda,
gracias mi pequeña,
Eres un amanecer
fresquito y sereno
en mi alma despierta.
20071205
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Hola amor, de casualidad entré a este blog y me he emocionado, qué belleza esa poesía! Te queremos las dos, los tres.
Publicar un comentario